LA MAGIA FINAL

El secado y curado de las flores es lo que ayuda al cogollo a tener rico sabor, aspecto, olor y potencia. Un error en este proceso podría arruinar meses de trabajo y amor. Para evitar tristezas semejantes, les dejamos una pequeña guía para saber qué hacer una vez que la planta ha dejado la tierra.

Lo ideal es cosechar la planta por ramas, descartando las hojas grandes para facilitar la ventilación entre ellas. Las células exteriores son las primeras en secarse, a un ritmo menor lo hacen los fluidos. El tiempo aproximado de secado es de 7 días, dependiendo de la humedad, ventilación y temperatura del ambiente. Un secado lento evita quemar la clorofila y otros pigmentos, impidiendo así la descomposición del THC.

Se recomienda un ambiente oscuro, los rayos del sol (UV) no aportan en esta etapa. A su vez, una buena ventilación ayuda a controlar el calor y la humedad. Y si las lluvias otoñales no dan tregua, un fuego o un deshumidificador pueden ser un buenos aliado. Evita las estufas a gas, que aumentan la humedad del ambiente.

Una cosecha pequeña se puede secar en un armario o caja de cartón. Recuerda mover cada día las flores para equilibrar el secado, y agujerear la caja abajo y arriba para favorecer la ventilación.

La temperatura ideal es entre 18 y 24°C; la humedad, entre 45 y 55%. Temperaturas más bajas y mayor humedad, extienden el tiempo de secado facilitando la propagación de hongos. Temperaturas mayores y menor humedad aceleran demasiado el proceso, haciendo que el cogollo retenga clorofila perdiendo así su sabor y olor.

Es importante que las plantas en crecimiento no compartan la misma habitación que las ramas cosechadas, ya que requieren diferentes condiciones y cuidados.

Para probar si una rama está seca y lista para ser curada lo mejor es doblarla, si se quiebra con un “crack”, está seca. De lo contrario, debe continuar su proceso por más tiempo. Las flores deben sentirse secas al tacto, pero no quebradizas. Recuerda tratarlas con cuidado y delicadeza, así evitarás la pérdida de THC y otros cannabinoides.

Superado el secado, comienza la etapa final hacia la perfección: el curado. Éste afecta la potencia del cogollo y evita el desarrollo de hongos. Un cogollo bien curado se siente suave y rico al ser fumado.

Para curar, cortar las flores y colocarlas en recipientes herméticos de vidrio. En cosechas abundantes –clubes de cannabis, por ejemplo- se recomiendan cajas o baldes herméticos bien limpios. Las flores nunca deben quedar apretadas y deben almacenarse en un lugar oscuro, seco y frío.

¡Comienza la magia! Es importante chequear la humedad de las flores el primer día luego de envasadas: se aprietan un poco con las manos y, de sentirlas húmedas, deben colocarse en una bolsa de papel sin llegar a tope, para evitar que se aplasten. Cerrarla doblando la boca, inhibiendo la entrada de aire. Volver a chequear 2 o 3 veces por día y moverlas para equilibrar el secado dentro de la bolsa. Antes de la noche, devolverlas a su recipiente hermético y chequear nuevamente la humedad al día siguiente. De necesitarse, repetir el proceso. De lo contrario, dejarlas en su recipiente y abrirlo unos minutos todos los días, para que la humedad restante pueda salir. Finalmente, en unos pocos días, podrás disfrutar de tu cosecha.

 

Fuente: Marijuana Horticulture, Jorge Cervantes

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