Conversamos con el Psiquiatra y Docente Daniel Barreiro sobre el consumo de sustancias en la adolescencia y estrategias de prevención.
La ley 19.172 de regulación del cannabis en Uruguay tiene entre sus objetivos prevenir el consumo en menores de edad y otras poblaciones de riesgo. Para conocer los mecanismos psíquicos que operan en el consumo de sustancias y visualizar estrategias de prevención dirigidas los adolescentes, conversamos con el Dr. Daniel Barreiro que cuenta con 40 años de experiencia de trabajo con jóvenes como Médico Psiquiatra y Docente de Biología en Secundaria.
¿A través de qué tipo de acciones o mensajes se puede lograr convencer a los adolescentes de los riesgos de comenzar a consumir cannabis a temprana edad?
Los talleres de educación, de prevención de salud, etc. no se pueden hacer desde el terror, o con eslóganes tales como «si consumís tal cosa te mata neuronas«, eso dicho de esa manera no ha funcionado nunca, ni para el alcohol, ni para el cigarrillo, ni para nada.
Los aspectos racionales son muy complejos en el consumo de sustancias. Por ejemplo, tú ves afuera de un hospital a un oncólogo fumando tabaco, un especialista en cáncer que sabe perfectamente que el cigarrillo favorece esa enfermedad y lo hace de todas maneras. La escasa participación de la racionalización en el consumo de sustancias es un factor clave para trabajar este tema. El consumo problemático de sustancias siempre tiene que ver con la personalidad previa del sujeto.
Desde los gobiernos se propone hacer talleres de prevención, que están muy bien, es un elemento muy importante la información, pero es un elemento más. Si no creas las condiciones necesarias para el desarrollo de la persona, para que el joven se pueda realizar… por más talleres que hagas no vas a lograr ningún cambio conductual. Porque si yo estoy frustrado, no tengo perspectivas, no tengo posibilidades de salir del contexto donde estoy y crear el ambiente que yo ambiciono para mi desarrollo, puedo terminar utilizando sustancias desde una pastilla, el alcohol, la marihuana o cualquier cosa para calmar mi angustia.
Lo mismo pasa con la prevención del embarazo, podemos saber todos los métodos de prevención y tenerlos al alcance de toda la población, pero una muchacha en determinado contexto sicológicamente la única ubicación que visualiza para generar otra posición social es tener un hijo a los 17 años, la transforma en una mujer importante y se sabía todos los folletos, tenía la información y los medios.
Los 18 años es la edad mínima en nuestro país para acceder al cannabis recreativo, ¿esta edad responde a una construcción legal o biológica?
Lo de los 18 años es una construcción social jurídica, porque del punto de vista administrativo y jurídico es necesario poner unos parámetros etarios para asignar responsabilidades y derechos a la población. En lo que se conoce como la Neurología, se entiende que el sistema nervioso está en desarrollo hasta los 24 o 25 años. Hay que aclarar que estos son promedios, estudios a nivel general, pero no hay estudios precisos de las diferentes culturales, porque este es un factor muy antropológico. La mayoría de estos estudios se realizan en Estados Unidos, en Europa y no tienen por qué reflejar la realidad uruguaya o de Latinoamérica.
¿El desarrollo cognitivo cambia de sociedad en sociedad?
Las etapas son fijas, pero cambian los ritmos, las velocidades y las improntas culturales que forjan al sujeto, cambia también como se expresa la pulsión agresiva que todos tenemos, muy relacionada con el consumo de diferentes sustancias. Existen diferencias en los desarrollos cognitivos socioculturales del sujeto dentro de nuestro país, dentro de una ciudad, en niveles socioculturales, en distintos contextos familiares, laborales, etc. No somos sólo genes, el ADN se expresa de acuerda al contexto sociocultural.
Si entendemos que el neurodesarrollo “terminaría” toda su maduración alrededor de los 25 años, cuando más joven seas tienes más posibilidades que tu sistema nervioso este es una fase menor de desarrollo y todos los fenómenos socioculturales tienen una impronta más fuerte en ese período en el sistema nervioso, entre ellos las sustancias.
La información disponible asociada al consumo de cannabis habla de desconcentración, desmotivación, esquizofrenia, etc.
Una de las consecuencias de la marihuana o el consumo de otras sustancias no es que cree la esquizofrenia, no es la etiología, no es la causa de la esquizofrenia, pero en un escenario de consumo reiterado de sustancias favorece a que se exprese una esquizofrenia que ya se venía procesando. Si existen antecedentes familiares, hay que estar más atentos a esta situación.
Lo que se denomina como el síndrome amotivacional, no tiene por qué expresarse en todos. Evidentemente que si tú vas al liceo y fumas marihuana, por más tú que personalidad previa tenga elementos protectores, vas a estar desconectado un del ambiente de la misma forma que te tomarás unas copas o pastillas.
Se habla mucho de la esquizofrenia, pero la marihuana y otras sustancias pueden hacer aparecer también otras psicosis como trastornos bipolares y ataques de pánico. Lo que hay que dejar en claro es que nunca la sustancia es la causa, sí puede crear las condiciones químicas cerebrales para que se manifiesta el problema, que también se podría manifestar si los padres de ese joven se divorcian por ejemplo.
¿Hubo algún cambio en el trabajo a nivel de prevención en el ámbito educativo con la ley de regulación del cannabis recreativo?
En los medios que yo me muevo, ya sea en lo terapéutico o lo educativo no he visto cambios sustanciales. Lo que se ve es un gasto terrible en folletería satinada sobre drogas que queda archivada en las bibliotecas de los liceos. Las charlas que se dan, muchas veces son por inquietudes de determinados centros de estudio, pero no hay una cuestión planificada que se pueda llamar política al respecto.
Desde tu rol como docente y siquiatra, ¿Dónde crees que deberían apuntar las estrategias del Estado para prevenir el consumo adolescente de cannabis y otras sustancias?
Mediante talleres podes manejar la información de que cuando más temprano se da el inicio de consumo de cualquier sustancia, puede ser más negativo para el neurodesarrollo, etc. Pero después hay una realidad, si al adolescente le decís que no puede consumir antes de los 18 años, es un elemento estimulante para que consuma, por la misma condición de transgresión que todos pasamos en la adolescencia.
Hay que trabajar en dos niveles, los cambios socioculturales, las posibilidades de desarrollo personal y en paralelo las campañas de información segmentadas con la población específica, tiene que ser un entretejido, lo que pasa es que esto se dé…no es fácil. Y no es fácil además porque a la ideología dominante le sirve el consumo, todo este fenómeno del consumismo y el shopping es otro elemento importante, estamos hablando de una adicción dentro de una sociedad adictiva y es falso decir que toda sustancia, toda tecnología depende de cómo la uses.
En cualquier tema de adicción encuentras tres vértices en un triángulo: el sujeto y su personalidad previa por un lado, el contexto de donde vivas y la contención que tengas por otro y la sustancia. Hay sustancias o tecnologías más adictivas que otras y más perjudiciales que otras, no es el uso solamente, porque hay factores inconscientes que inciden. Si determinada sustancia tiene grandes capacidades de adicción, no importa tu nivel sociocultural, sino no habría problemas de adicción en Carrasco y vaya que los hay.
Lo más efectivo sería tener referentes que se encarguen de estos temas en todos los centros de educación formal y no formal. Que estén capacitados para captar esas señales conductuales que puedan estar asociadas al consumo de sustancias en adolescentes.
Hablar de las sustancias por su nombre y no bajo el mismo rótulo de drogas, como hoy se habla del cannabis por su nombre, ¿ayuda a la comprensión de los fenómenos?
Tiene sus beneficios poner las cosas por su nombre, conceptualizar el cannabis como una droga, la aspirina como una droga, todo eso son factores protectores que ayudan a la comprensión y a la prevención. Se crea un espacio para posicionarte de otra manera y conversar de otra manera sobre el tema, facilita la comunicación. Que estos temas estén en la agenda te da la posibilidad de hablar, poner los términos e intercambiar, sin terror. El lenguaje ayuda a construir la realidad, decir las cosas por su nombre, no andar por caminos colaterales.
¿Qué pasa con los adolescentes que van al Liceo “fumados”?
En ese caso los jóvenes van con una incidencia negativa de esas sustancias y no aprovechan los estímulos para reorganizar su sistema nervioso positivamente. Es una barrera para captar estímulos. Pero eso pasa no solo con el cannabis, si tiene un trastorno de pánico y toma psicofármacos en la mañana, ¿con qué filtros estoy? Es responsabilidad del sistema de salud organizar la medicación de ese joven para que pueda captar esos estímulos en el centro de estudios, hay que individualizar la situación, no trabajar masivamente para un sujeto teórico o para lo que a la industria farmacéutica le interese.